domingo, 6 de enero de 2019

Y ahí estás, ahí te veo...
Bebé, cantante, salto, caída. Me enojo, celos, te pego, te amo.
Vos, furia; yo, risas. Vos furia, que se desvanece... Y los dos, risas.
Y no, pará, por favor, ¡pará! ¿Qué pasó?, mejor dicho: ¿cómo pasó?, pero sobre todo: ¿cuándo pasó?
Me siento como un esquizofrénico, perdido, mareado, ajeno a mí mismo. Perdido...
Por favor, que alguien me diga cómo, cuándo... Por favor.


Siento que se me apaga la voz, se apaga al alejarse, se opaca tu imagen, se aleja, y vos... Y tu voz.

Ring, ring. Parar. Y abro los ojos, y me cuesta pero me esfuerzo: enfoco y te veo. Y ahí estás. Pero ya no como antes... Ya no no-estás, sino, que ahora estás. Y sonrío, y me sonreís. Y no dejo de sonreír porque no quiero que dejes de sonreír. Y me besas la frente y me voy... Agarro mis llaves, mi mochila, y me voy.
Me voy y mientras camino por la calle, sonrío. Me acuerdo de tu sonrisa y sonrío. Y a cada persona que me cruza en sentido contrario la miro y le digo con los ojos lo que sos. Que no hay dos como vos. Y los miro con compasión y siento pena por ellxs que no te conocen.
Y no, les juro que no exagero. Esto no es un mero texto con un exagerado contenido para publicar en algún sitio, estas no son palabras de adorno ni sentimientos perdidos, no sentidos, robados.
Esto es en serio, tan en serio como las veces que amé con el cuerpo, el alma y el tiempo. Tan en serio como nada, porque todo es relativo, todo es subjetivo; sin embargo, tengo la certeza de poder afirmar lo único certero en este (mi) mundo y en este momento: lo único en lo que toda persona puede coincidir con otra es al conocerte, nadie está eximido de tu encanto. Todo es subjetivo, pero objetivamente afirmo que sos universal. Vos y tu voz, tu sonrisa, tus holluelos y tu rubor. Tus lunares, ¡cuántos lunares!

... Vos.

lunes, 1 de enero de 2018

No te quedes inmóvil al borde del camino, no congeles el júbilo, no quieras con desgana. No te salves ahora, ni nunca. No te salves. No te llenes de calma. No reserves del mundo sólo un rincón tranquilo. No dejes caer los párpados pesados como juicios, no te quedes sin labios. No te duermas sin sueño, no te pienses sin sangre. No te juzgues sin tiempo... Pero si, pese a todo, no puedes evitarlo y congelas el júbilo, y quieres con desgana, y te salvas ahora, y te llenas de calma, y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo y dejas caer los párpados pesados como juicios, y te secas sin labios y te duermes sin sueño, y te piensas sin sangre, y te juzgas sin tiempo, y te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas, entonces, no te quedes conmigo.

lunes, 12 de junio de 2017

Hoy me tenté. Me reí tanto que no podía parar... Pero al avanzar la risa, mi cabeza me empezó a traicionar y ya no reía sólo por lo que me había causado gracia, ahora ya era una risa melancólica. Ahora pensaba en "¿hace cuánto tiempo no me reía tanto hasta no poder parar?" y no sabés lo ¡dificil! que es darse cuenta que ya no pasa muy seguido, porque ya no estás muy seguido, no estamos. No sabés cómo y cuánto duele  saber que lo que hace un tiempo me parecía lo más normal del mundo, tentarme una, tres, cinco veces por día, hoy si pasa una vez a la semana me toma por sorpresa... Y ni siquiera puedo disfrutarlo hasta el final, porque siempre aparecés, antes de que pueda evitarlo, aparecés. Siempre. Y la tristeza cava un poco más profundo cuando también me doy cuenta que nadie me hace reír como vos, que nunca tuve risas tan auténticas como las que vos me provocaste.

Te extraño.


Y también me extraño a mí, cuando estabas al lado mío...

miércoles, 19 de abril de 2017

¿Cómo renunciar a vos? Si sos un sueño...

lunes, 10 de abril de 2017










Y yo, que ya me imaginaba el invierno con vos...